¿Quién recibe el dinero de la póliza y cómo se usa?
Cuando contratas un seguro de vida o de gastos finales, una de las decisiones más importantes es elegir a tu beneficiario.
Esa persona será la encargada de recibir el dinero cuando fallezcas. Pero… ¿cómo funciona eso exactamente?
Aquí te lo explico paso a paso.
¿Quién recibe el dinero?
El dinero de la póliza lo recibe el beneficiario que tú designaste al momento de contratar el seguro.
Tú puedes elegir:
Una persona (pareja, hijo, padre, amigo)
Varias personas (por ejemplo, dividir 50% para tu pareja y 50% para tu hijo)
Una institución (como una iglesia o una organización benéfica)
También puedes nombrar beneficiarios secundarios, por si el principal no está vivo al momento del fallecimiento.
Si no nombraste a nadie, o si todos los beneficiarios fallecieron antes que tú, el dinero pasa a tu sucesión (herencia) y puede quedar sujeto a procesos legales.
¿Cómo se entrega ese dinero?
Una vez que el asegurado fallece, el beneficiario:
Informa a la aseguradora del fallecimiento
Presenta el certificado de defunción
Completa un formulario de reclamación
Después de eso, el pago se hace en pocos días o semanas.
Puede entregarse en una sola suma o en pagos programados (según la póliza y elección del beneficiario).
¿En qué se puede usar ese dinero?
El seguro de vida o de gastos finales no tiene restricciones.
El beneficiario puede usarlo para lo que considere más urgente o importante. Por ejemplo:
Funeral, cremación, entierro
Deudas médicas o personales del fallecido
Renta, hipoteca o servicios del hogar
Gastos diarios mientras se reorganizan las finanzas
Ahorro para los hijos o la educación
Viajes para reunirse con la familia
Donaciones o acciones simbólicas en honor al fallecido
El uso es libre. No es necesario entregar facturas ni justificar en qué se utilizó.
Conclusion
Tener un seguro es importante, pero también lo es elegir bien al beneficiario y dejarle instrucciones claras.
Así te aseguras de que el dinero se use de la mejor manera, justo como tú lo imaginaste.
Porque no solo se trata de protegerlos, sino de ayudarles a tomar buenas decisiones cuando más lo necesitan.